jueves, 30 de junio de 2016

Cuando es azul.

Siempre pensé que la lluvia era desagradable hasta que descubrí lo que los sentimientos son en realidad. Recuerdo que la última vez que la lluvia terminó por darme un baño en el exterior todo se sentía terrible. Mis pies estaban hinchados y dolían horrores, mi ropa estaba empapada y las gotas aparecían de una nada inagotable, mi cabello se reveló en mi contra y por un momento creí que al día siguiente una terrible fiebre me atacaría. Pero aún así, se sentía bien, por dentro que es donde importa... Se sentía una calidez indescriptible. 

Como si de alguna forma la lluvia estuviera llevándose algo, limpiando algo que yo no podía ver.

Cuando es azul, todo parece más triste de lo normal... Pero al igual que el blues, la tristeza oculta un poco de felicidad en su interior. De esa que uno no puede ver hasta que deja de pensar en el asunto.